La mayoría de la gente, y sobre todo, mi entorno familiar, no entiende por que me gusta la cocina, les parece extravagante, no lo comparten e incluso les parece extraño que me guste estar todo el día cocinando y hablando de "recetas", eso me hace pensar que, tal vez, nunca han disfrutado de un momento agradable en la cocina, sin contar aquellas reuniones improvisadas para "picar" algo. Un amigo me comenta aquello de ... “en casa comerías de muerte, y por eso el ramalazo de la cocina ¿a que sí?”, pero en mi caso era todo lo contrario, en mi casa la comida no era lo más importante, siempre era algo rápido, económico y que servia para todos. Mi gusto por la cocina nació, cuando de joven, veía a mi Yaya Emilia cocinar cuando venia a pasar temporadas en casa. Era una cocina mezcla de su ser andaluz y su vida en Madrid, una cocina sabrosa, de vinos olorosos, aceite de oliva, migas, pamboli y de recetas muy caseras. Cuando dejé la casa de mis padres, empecé a cocinar platos muy elaborados, simplemente porque me gustaba experimentar, eso sí, solo los fines de semana. Años después, María del Mar se puso a trabajar. Por un tema de reparto de tareas dentro de casa, me decidí por “organizar” y cocinar todos los días para el resto de mi familia, actualmente somos cinco bocas. Ahora, al recordar años pasados he recordado como alrededor de la mesa se reunía toda mi familia, que por cierto era muy grande, hablábamos, reíamos y algunas veces discutíamos pero siempre era el momento de ponernos al día. Echo de menos esos tiempos, por que las reuniones familiares ya no se cultivan. Por eso, para mi es tan importante que aun se mantengan vivos viejos rituales dentro de la familia y de nuestro circulo de amigos; como la reunión que se celebra en Navidad, que aunque algunas veces sean aburridas y largas, mantienen la unión familiar y en mi caso, el gusto por una buena comida .Ahora soy yo quien prepara las comidas en mi casa y ocasionalmente para algunos amigos, por supuesto que mucho menos elaboradas, pero disponen del ingrediente que ponía Yaya en sus comidas, mucho tiempo y cariño, porque cuando se cocina, se piensa para quien se cocina y eso siempre hace que te salgan buenos platos.
Un consejo: Se recoge lo que se usa y se limpia lo que se mancha